jueves, 7 de enero de 2010

LOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES

El verdadero nombre de Hércules era Heracles que quiere decir "gloria de Hera", la diosa que tanto odió, y por cuya causa hubo de correr tantos peligros y realizar tan increíbles proezas.
Hércules era hijo del mismo Zeus que había engañado a Alcmena( madre de Hércules) tomando la figura de éste.
Así pues Hércules había heredado la fuerza prodigiosa de su padre, Zeus.
Cuando Hércules era bebé y dormía en su cuna, Hera( la celosa esposa de Zeus) le puso dos serpientes para que le mataran pero Hércules las estranguló con sus propias manos.
Cuando Hércules creció y Hera vertió en su copa veneno que lo enloqueció y, tan loco se volvió, que mató a su mujer y a sus propios hijos confundiéndolos con enemigos.
Zeus obligó a Hera a que devolviera la razón a Hércules, pero Hércules fue castigado por matar a su familia( aunque la verdadera culpa fue de Hera) a servir de esclavo durante 12 duros años a su primo Euristeo, rey de Micenas.
Éste que quería quitárselo de encima le mandó los "doce trabajos de Hércules"
1º.-El león de Nemea
Fue el primer trabajo de Hércules. Euristeo le ordenó que diera muerte al león de Nemea, una fiera con piel dura como una piedra y que por de día se escondía y por la noche mataba a todo ser viviente que se cruzaba por su camino.
Hércules intentó matarlo con algunas armas que llevaba pero, viendo que éstas no hacían ningún efecto, lo cogió por las patas traseras y, después de darle porrazos contra la pared hasta que quedó atontado, lo estranguló y una vez muerto le sacó la piel con las propias garras del cadáver y se la puso encima en forma de coraza.
2º.-La hidra de Lerna
Fue el segundo trabajo de Hércules. Debía matar a la hidra de Lerna; un monstruo con cuerpo de serpiente , garras de dragón y dorso cubierto con duras escamas, y tenía siete cabezas, cuyas siete bocas vomitaban fuego y azufre. Una de las cabezas tenía láminas de oro y se decía que era inmortal.
Hércules le cortó una cabeza pero ésta se regeneró y la sangre que manaba al caer al suelo se convertía en escorpiones y serpientes.
Hércules le pidió a su sobrino que prendiera fuego al bosque más cercano y le pidió que trajera tizones llameantes que aplicó a las heridas abiertas en los cuellos de la bestia para que así no salieran más cabezas. Al final quedó la cabeza de oro que con un espadazo cortó e inmediatamente la enterró bajo una inmensa roca para impedirle retoñar.

¿Os han gustado estas historias?, pues no olvideis visitarnos la semana que viene, escribiremos otros dos trabajos que tubo Hércules, hasta doce todavía quedan...

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